David Ricardo desarrolla su actividad social y literaria en el primer
cuarto del siglo XIX, caracterizado en Inglaterra por un impetuoso
desarrollo del capitalismo industrial, iniciado hacia 1750 con la
primera revolución industrial. A diferencia de Smith es contemporáneo a
las consecuencias de la revolución Francesa (1789).
Los
principales efectos de esas transformaciones fueron: el desarrollo de
grandes ciudades fabriles, la creación de una industria que abastece a
todo el mundo y la radical transformación de las relaciones sociales y
la constitución de obreros, capitalistas y terratenientes en clases
sociales con rasgos específicos.
Otras características
sociales de la época fueron la transformación de los
tejedores-agricultores en obreros fabriles apéndice de las máquinas, el
aumento de la subordinación del trabajo al capital, la incorporación
al trabajo de las mujeres y los niños, la desocupación o formación del
ejército de reserva, el aumento de las horas y de la intensidad de la
jornada de trabajo, etc.
En vida de David Ricardo la
lucha política principal se dio entre los terratenientes aristócratas y
la burguesía industrial-mercantil, que acababa de asumir el poder
luego de las guerras napoleónicas (bloqueos). Por su parte, la
organización de los obreros en sindicatos (Trade Union) y las primeras
luchas y huelgas obreras son posteriores a su muerte.
Las
reivindicaciones de la burguesía se basaban en la libertad de comercio
(es el momento en cual en Inglaterra se realizan acuerdos de libre
cambio con todo el mundo. Ej: Argentina en 1824) y de competencia,
contra el proteccionismo que beneficiaba a los terratenientes al
impedir el ingreso de cereal más barato desde el exterior, disputa que
tenía como telón de fondo la explosión demográfica y el creciente
urbanismo provocados por la revolución industrial, que aumentaban la
demanda de cereales.
David Ricardo tomó parte activa en
esa lucha como miembro del Parlamento, pero su principal papel fue el
de inspirador de la economía política clásica de la burguesía inglesa.
La burguesía industrial necesitaba fundamentar su doctrina económica
acomodándose a la nueva situación, y en ello se destacó David Ricardo.
En
1817 se edita su libro “Principios de economía política y
tributación”, donde aparecen sus ideas más perdurables. Ellas son: la
teoría del valor trabajo (ajustando la vision de Smith y abriendo el concepto para el posterior desarrollo de Marx) , su visión de la distribución del ingreso y sus
ideas respecto del comercio mundial resumidas en el concepto de ventajas comparativas